La enfermedad celíaca es una afección que afecta principalmente a la infancia, caracterizada por un trastorno en la absorción de grasas e hidratos de carbono.
Generalmente, se presenta al finalizar la lactancia y puede desarrollarse de manera insidiosa hasta los 6 años.
Los síntomas iniciales incluyen debilidad, adelgazamiento, distensión abdominal y diarrea persistente.
Sin un tratamiento adecuado, la desnutrición puede avanzar, haciendo esencial un enfoque dietético para su manejo.
Afección de la infancia producida por un trastorno en la absorción de las grasas e hidratos de carbono. La enfermedad suele comenzar al acabar la lactancia y puede evolucionar insidiosamente hasta que el niño tiene unos 6 años. En sus comienzos no es fácil de diagnosticar: el niño se debilita, adelgaza y no progresa en su desarrollo; el abdomen se distiende y aparece una diarrea persistente; a continuación se manifiestan cambios en el carácter del niño, entre los que destaca una intensa desazón. Si no se instaura una terapéutica adecuada» la desnutrición va progresando hasta llegar a una caquexia irreversible. El tratamiento es fundamentalmente dietético, aunque a causa de la acidosis y deshidratación producidas por la diarrea deben administrarse a veces por vía endovenosa soluciones salinas o glucosadas a las dosis precisas para remplazar la pérdida de líquidos sufrida por el organismo (v. Acidosis) El tratamiento dietético se inicia alimentando solamente al niño con leche desgrasada durante unos días o unas semanas. Gradualmente esta dieta se va ampliando con la introducción de alimentos sólidos según la tolerancia del niño, pero conservando siempre una dieta de alto valor proteico y pobre en grasas, que, desde luego, deberá complementarse con la administración de vitaminas B, C y D. Véase Vitaminas.