El término chaco se refiere a una antigua práctica de montería que realizaban los indígenas en la América del Sur.
Esta actividad consistía en la caza de animales mediante el uso de ojeo, una técnica que implicaba el acoso y la dirección de la fauna hacia un punto específico.
El chaco no solo era una forma de obtener alimento, sino también un elemento cultural que reflejaba la relación de los pueblos originarios con su entorno.