La palabra charo tiene su origen en el término germánico que significa cielo.
Este concepto se refiere a la esfera aparente que rodea a la Tierra, donde se perciben los movimientos de los astros.
En este contexto, el charo evoca la idea de un espacio vasto y diáfano, lleno de luz y misterio, que ha fascinado a la humanidad desde tiempos antiguos.