Se obtiene desengrasando las pieles después del primer curtido. La operación se lleva a cabo en grandes tinas llenas de nafta. Luego se estiran las pieles en bastidores y se tratan con aceite de linaza, colodión, acetato de amilo y el pigmento colorante deseado. La capa de unte se aplica con brocha de esponja y se hace penetrar bien en el cuero. Seguidamente se charola la superficie con barnices. Éstos se fabrican a base aceite de linaza diluido en trementina y nafta o de ingredientes similares a los que se emplean en las carrocerías de los automóviles. Los rayos ultravioletas son esenciales para un buen secado; la luz artificial está remplazando a la solar en estos menesteres. Mientras las viejas tenerías necesitaban de grandes extensiones de terreno donde colocar los cueros charolados para el secado a los rayos del sol, todas las operaciones se realizan hoy en el interior de las fábricas.