Anton Pavlovich Chejov (1860-1904) fue un destacado dramaturgo y narrador ruso, nacido en Taganrog.
Creció en un hogar con estricta disciplina y valores ortodoxos.
Tras el fracaso del negocio familiar, se trasladó a Moscú, donde estudió medicina y se graduó en 1884.
Aunque ejerció brevemente como médico, su verdadera pasión fue la literatura.
Con el seudónimo de Antosha Chejonte, comenzó a escribir, logrando gran popularidad en Rusia y Europa.
Su visita a la isla Sajalin en 1890 marcó un hito en su carrera.
Biografía de Chejov, Anton Pavlovich
(1860-1904). Dramaturgo y narrador ruso, n. en Taganrog. Su padre fue tendero e hijo de un siervo que compró la libertad de su familia. El escritor creció en un ambiente de estricta disciplina familiar y observancia de los principios ortodoxos. Asistió al Liceo de Taganrog hasta los 19 años. Al fracasar el negocio de su padre (1876), la familia se trasladó a Moscú, donde él joven se le unió tres años más tarde. Ingresó luego en la Escuela Médica de la Universidad de Moscú. Consiguió el título de médico (1884), pero hizo uso de él por muy poco tiempo, ya que abandonó el ejercicio de la profesión para dedicarse a la literatura.
Su primera producción consistió en una serie de estampas firmadas con el seudonimo.de «Antosha Chejonte», pero pronto se consagró a más serias empresas hasta alcanzar con el tiempo extraordinaria popularidad en su país y en Europa entera. En 1890 visitó la colonia penitenciaria rusa de la isla Sajalin, puede decirse que fructíferamente, pues una relación de lo observado, escrita a su regreso a Moscú, dio lugar a la introducción de mejoras en el sistema carcelario. El avance de una tuberculosis, cuyos primeros síntomas advirtiera en 1885, le impulsó a comprar una finca en las proximidades de Moscú, donde vivió hasta 1899, en que empezó a pasar largas temporadas en Crimea en busca de un clima más suave.
A raíz de su muerte sus obras siguieron gozando de popularidad bajo el régimen comunista. Sus novelas cortas dejaron más profunda huella en la literatura rusa que sus obras teatrales. Entre éstas son, sin embargo, famosas La gaviota (1896), El huerto de los cerezos (1903) y El tío Vania (1897), representadas en los principales escenarios del mundo. Su producción se caracteriza por un estricto realismo y un delicado sentido del humor sombreado de pesimismo. Sus comedias, que apenas tienen argumento, son ante todo estudios de caracteres que dependen del diálogo para el desarrollo temático. Véase Drama.