La chinoiserie es un término que describe la imitación y el uso de elementos chinos en diversas formas de arte, como la cerámica, la porcelana y la pintura.
Su auge en Europa, especialmente a finales del siglo XVII, fue impulsado por la importación de exquisitas piezas chinas, que cautivaron a los artistas y artesanos.
Este fenómeno marcó profundamente el arte decorativo del siglo XVIII, aunque eventualmente cedió ante nuevas tendencias.
Galicismo que alude al empleo e imitación de escenas y motivos chinos en cerámica, porcelana, pintura y otras especialidades artísticas. La influencia de la porcelana china en Europa, importada principalmente por los traficantes holandeses y suecos, alcanzó su culminación hacia fines del siglo xvii. El duro, blanco y resonante material y los atractivos dibujos de las piezas importadas produjeron profunda impresión en Europa y provocaron una manía por lo oriental. Las fábricas de porcelana de Delft y otros lugares prosperaron copiando las piezas de la época Ming, especialmente en sus tonalidades azul y blanco. Las primeras figuras de Meissen fueron también copiadas de modelos de porcelana china. La chinoiserie influyó en casi todo el arte decorativo del siglo xviii hasta que, hacia 1760, hubo de ceder ante la nueva moda partidaria de las antigüedades clásicas. Hacia 1900 experimentó un efímero resurgir.