Una ciudad franca es un lugar que disfruta de una franquicia arancelaria, lo que significa que está exenta de ciertos impuestos y tarifas en su área aduanera.
Esto permite que las mercancías se importen y exporten con mayor facilidad, fomentando el comercio y la inversión.
Este tipo de ciudades suelen ser estratégicas para el desarrollo económico, atrayendo negocios y facilitando el intercambio internacional.