El claroscuro en la pintura es la técnica que busca lograr una distribución equilibrada de luces y sombras en una obra.
Consiste en representar la presencia de luz y color en las zonas de sombra, y de sombra y color en las zonas iluminadas.
Esta técnica es fundamental para crear una composición armoniosa y dinámica, como se puede observar en las obras de pintores renacentistas como Tiziano y Giorgione, quienes basaban la proporción de colores en la interacción entre luz y sombra.
Un ejemplo destacado de esta técnica es el uso que hacía Caravaggio al modelar sus figuras con contrastes marcados entre luces y sombras.
Conveniente distribución de luces y sombras en una obra pictórica. Implica la presencia de luz y color en toda sombra y la presencia de sombra y color en toda luz. La realización de una composición en color clásicamente equilibrada depende en gran medida de la idea —por instintiva que sea— que el pintor tenga del claroscuro.
La proporción dinámica de las masas de color en el arte de muchas pintores renacentistas (v. Tiziano; Giorgione) se basaba en la composición de la luz y la sombra.
Caravaggio modelaba sus figuras netamente con luces y sombras (v. Caravaggio, Michelangelo).
Rembrandt, el gran maestro del claroscuro, dio nuevo interés a la estructura pictórica valiéndose de luces y sombras hasta abolir prácticamente los contornos lineales en muchos de sus retratos en favor de un claroscuro hábil. Dominó también el claroscuro en grabados al aguafuerte en blanco y negro. Véase Rembrandt.