El clavo es el capullo seco y sin abrir del clavero, un árbol perenne originario de las Molucas.
Este árbol, conocido científicamente como Eugenia aromática, puede alcanzar hasta 9 metros de altura y produce hojas alargadas y flores de color púrpura pálido.
Los capullos, que cambian de color de blanco a rojo, son recolectados a mano para obtener la especia y el aceite de clavo, que se secan al sol antes de ser utilizados.
Capullo sin abrir y seco del clavero, árbol perenne oriundo de las Molucas, conocido por Eugenia aromática o Caryophylus aromáticos, de la familia de las mirtáceas, que alcanza una altura de 9 m. Produce hojas oblongas de unos 125 mm de longitud y flores de un púrpura pálido dispuestas en cimas en las extremidades de las ramas. De los capullos de estas flores, que de blancos se tornan verdes y luego rojos, se obtienen la especia y el aceite de clavo. Cuando los últimos capullos se ponen rojos, se hace la recogida a mano o apaleando el árbol con cañas de bambú. A continuación se extienden en esteras para, que se sequen al sol. Una vez secos, miden aproximadamente 25 mm de longitud y presentan el aspecto de un clavo con la corola esférica a guisa de cabeza sobre un pedúnculo espinoso terminado en punta.
Durante más de dos siglos, los portugueses y holandeses monopolizaron sucesivamente esta especia como poseedores de las islas productoras (v. Molucas). Pero a principios del siglo xix se introdujo el clavero en Zanzíbar, donde se ha cultivado extensamente. Actualmente produce esta isla más de las tres cuartas partes de clavo del mundo.
El clavo se usa como especia en cocina y como carminativo y estimulante en Medicina. El aceite de clavo, que se obtiene destilando al vapor el clavo seco, actúa como anestésico y constituye un famoso remedio común para el dolor de muelas. También es un germicida poderoso, pero generalmente no se utiliza como tal por sus propiedades irritantes.