Llamado en otros tiempos Ácido muriático, es uno de los ácidos minerales más activos y se obtiene disolviendo cloruro de hidrógeno en agua. Este es un gas incoloro de olor picante y sofocante, más pesado que el aire y muy soluble en agua, 82’3 g en 100 g de agua a 0°C y presión normal. Su punto de ebullición es de — 83 °C y se solidifica a —112°C; su fórmula es HCl.
El ácido clorhídrico fue descubierto en el siglo xv por el alquimista Basilio Valentín que lo obtuvo calentando una mezcla de sal común y sulfato ferroso.
Uno de los procedimientos actualmente empleados por la industria para obtenerlo consiste en tratar el cloruro sódico por el ácido sulfúrico en grandes retortas de hierro colado, provistas de agitación y calentadas por un hogar. La reacción transcurre en dos etapas; la primera a temperatura relativamente baja y en ella se forma cloruro de hidrógeno y bisulfato sódico:
- NaCl + H2SO4 → NaHSO4 + HCl
La segunda tiene lugar a temperatura mucho más elevada.
- NaCl + NaHSO4 → Na2SO4 + HCl
El gas contaminado por gotitas de ácido sulfúrico y polvo se enfría en condensadores de cuarzo o de vidrio Pirex y luego se filtra a través de torres rellenas con Cok. Su absorción por el agua, para obtener soluciones de gran concentración, se realiza en vasijas de material anácido como cuarzo o gres.
En estado de gran pureza, puede obtenerse sintéticamente haciendo reaccionar el cloro con un exceso de hidrógeno en quemadores especiales de tántalo o grafito, materiales muy resistentes con los que también se construye la instalación de absorción. En el procedimiento Dow se emplea una mezcla de cloro con gas natural y aire en cantidad cuidadosamente regulada:
- 2C12 + CH4 + O2 → 4HCl + CO2
La gran solubilidad del cloruro de hidrógeno en el agua hace fácil su separación del bióxido de carbono y del nitrógeno que le acompañan.
Aunque mucho menos útil que el ácido sulfúrico en sus aplicaciones a la industria química, el clorhídrico desempeña en ella un importante papel, a pesar de que la electrólisis del Cloruro de sodio le ha quitado todo su interés como producto intermedio en la fabricación de cloro por oxidación. Como disuelve más o menos fácilmente la mayoría de los metales, salvo los nobles como plata, oro y platino, sirve para obtener sus cloruros, productos valiosos por sí mismos o como auxiliares en la fabricación de otros. En la fabricación de gelatina se utiliza para disolver los fosfatos y carbonatos de los huesos y dejar en libertad la materia orgánica; en metalurgia para limpiar las superficies que han de recibir tratamientos galvanotécnicos; en la perforación de pozos petrolíferos para disolver las obstrucciones calizas. Acaso sea su gran poder corrosivo, que obliga a manejarlo en envases de vidrio o de acero engomado, el principal obstáculo que se opone a su más amplia utilización.
Sales del ácido clorhídrido.
Mucho más útiles que el mismo ácido son las sales, cloruros, resultantes de su acción sobre los metales. Con pocas excepciones, cloruros de plata, mercurioso y de talio, son solubles en agua, de modo que los correspondientes iones metálicos quedan en condiciones muy apropiadas para entrar en reacción y formar otras sales solubles o insolubles.
