El colorímetro es un instrumento fundamental en el campo de la colorimetría, que se encarga de medir y analizar los colores de diferentes sustancias.
Su uso es esencial en diversas aplicaciones, desde la industria química hasta la alimentación, ya que permite determinar la concentración de pigmentos y otros componentes colorantes.
Gracias a su precisión, el colorímetro facilita el control de calidad y la investigación en múltiples disciplinas.
Etimología u origen de la palabra colorímetro: (De color, y el gr., medida.)
2º artículo
Es uno de los varios instrumentos usados en análisis químico para la determinación cuantitativa de una substancia presente en una disolución. Para hacer la medida se compara la intensidad de color de la disolución con el que presenta otra solución normal de concentración conocida (v. Análisis químico). La sustancia que se pretende medir, puede ser gaseosa, líquida o sólida, pero tiene que poderse poner en solución para efectuar esta determinación. En el comparador, el más simple de los colorímetros, se varía el color de la solución patrón hasta que se iguala con el de la que se analiza. El color del patrón puede variarse alterando el espesor de la solución o la concentración de la sustancia colorante. Los instrumentos basados en la comparación visual no son exactos porque la medida depende del grado con que el operador puede percibir la intensidad de color. En su lugar se han ingeniado instrumentos que emplean células fotoeléctricas para medir la intensidad del colorido o la cantidad de luz observada (v. Fotometría). Tales aparatos se llaman colorímetros fotoeléctricos.
Los colorímetros se usan en determinaciones tan dispares como la acidez o alcalinidad (pH) de soluciones, el contenido de azúcar en . sangre, y la cantidad de los distintos metales existentes en el acero. Para tales usos, la colorimetría es más exacta que los métodos ordinarios de gravimetría o volumetría.