El colugo, también conocido como lemúrido volador, es un sorprendente mamífero que, aunque no pertenece a los lemures, se clasifica dentro del orden de los dermópteros.
Este fascinante animal, que mide aproximadamente 45 cm de longitud y tiene una cola de 25 cm, se caracteriza por su piel suave y fina, similar a la de la chinchilla.
Su aspecto es único, con un hocico parecido al del zorro y dientes especiales que lo distinguen en el reino animal.
Sorprendente mamífero volador, llamado también lemúrido volador, aunque no es tal, sino que pertenece al orden de los dermópteros y está íntimamente emparentado con el de los insectívoros (v. Insectívoros).
Mide 45 cm de longitud y tiene una cola ahusada de 25 cm. Su piel, muy blanda y fina, es similar a la de la chinchilla y puede tener color entre grisáceo y pardo oscuro o castaño moteado de blanco plateado. El hocico es parecido al del zorro; los dientes son muy particulares, ya que los incisivos centrales, que parten de una base muy estrecha, se ensanchan en el borde superior, que es dentado como un peine. Los caninos superiores y los incisivos laterales tienen forma de colmillo y están implantados en el maxilar. Las patas son más bien largas y de igual longitud; cuando están extendidas, el animal semeja una cometa de piel. Desde el cuello hasta la muñeca se extiende una amplia y fina membrana de piel, que también une entre sí los dedos; de la muñeca se continúa hasta el tobillo, une entre sí los dedos del pie y luego, desde el tobillo, se prolonga hasta el extremo de la cola. Esta membranas mucho más extensible que la que posee la ardilla voladora. Los colugos están altamente adaptados al vuelo planeado y, a pesar de que no pueden volar, son capaces de gobernar la dirección. Un colugo es capaz de planear unos 65 m incluso en una atmósfera en calma, perdiendo poca altura.
Estos animales se encuentran prácticamente desvalidos sobre el suelo. No pueden mantenerse erguidos y trepan desmañadamente. Se alimentan de hojas, flores y frutos. Sólo se mueven de noéhe. Pasan las horas del día durmiendo, frecuentemente suspendidos de una rama a la que se agarran con las cuatro patas. Los jóvenes, de los que nace uno solo en cada camada, carecen de pelo y dependen completamente de la madre, a la que se agarran apretándose contra su pecho y a la que acompañan a donde quiera que vaya. Los colugos se extienden desde la Península Malaya y Siam hasta Filipinas, Borneo y Java.