El Concilio de Ferrara-Florencia (1438-45) fue un importante concilio general de la Iglesia Católica, convocado por el papa Eugenio IV con el objetivo de resolver el cisma entre las iglesias de Oriente y Occidente.
Iniciado en Ferrara y trasladado a Florencia debido a la peste, buscó la unión de las iglesias bajo la influencia del emperador bizantino Juan VIII.
Aunque se lograron acuerdos significativos, como la aceptación de la cláusula filioque, el proyecto enfrentó resistencia y no se concretó.
Concilio De Ferrara-Florencia (historia religiosa)
(1438-45). Concilio general de la Iglesia Católica convocado por el papa Eugenio IV para terminar con el cisma entre Oriente y Occidente. En 1437, el Papa, tras disolver el Concilio de Basilea (v. Concilio de Basilea), convocó un nuevo concilio, que se reunió primeramente en Ferrara y luego (1439) se trasladó a Florencia a causa de la peste. Tal proyecto de unión entre las iglesias fue promovido por Juan VIII, emperador bizantino, y apoyado por el patriarca de Constantinopla y el jefe de la Iglesia Rusa. Pronto quedaron establecidos los puntos principales: los griegos convenían en que la Iglesia Romana empleara la discutida cláusula filioque del Símbolo Niceno y celebrara la Santa Misa con pan ácimo; reconocían la doctrina de la Iglesia Occidental sobre el purgatorio y aceptaban la supremacía del Papa sobre los patriarcas orientales. En 1439, Eugenio publicó una bula proclamando la unión de las iglesias Romana y Ortodoxa. Sin embargo, el proyecto se estancó ante la oposición de la Iglesia Oriental y quedó anulado con la caída de Constantinopla en poder de los turcos (1453). El Concilio continuó sus deliberaciones hasta 1445 para negociar con las iglesias orientales no ortodoxas hasta conseguir atraer algunos pequeños grupos a la comunión católica.