La conjuntivitis es una afección ocular común que afecta la conjuntiva, que es la capa delgada y transparente que recubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados. Esta inflamación puede ser causada por diversos factores, como infecciones virales o bacterianas, alergias, irritantes químicos o exposición a agentes irritantes como humo, polvo o productos químicos.
Los síntomas de la conjuntivitis pueden variar, pero generalmente incluyen enrojecimiento, picazón, ardor, lagrimeo excesivo y una sensación de cuerpo extraño en el ojo. En algunos casos, la conjuntivitis puede producir pus o secreciones en los ojos, lo que puede conducir a la formación de costras en los párpados.
La conjuntivitis puede clasificarse en diferentes tipos según la causa subyacente. La conjuntivitis viral es la forma más común y generalmente se propaga a través del contacto directo con una persona infectada o por el contacto con objetos contaminados.
Por otro lado, la conjuntivitis bacteriana se produce cuando las bacterias ingresan al ojo y puede ser tratada con antibióticos. Además, la conjuntivitis alérgica se desencadena por una reacción alérgica a sustancias como el polen, el pelo de mascotas o el polvo.
El tratamiento de la conjuntivitis puede variar dependiendo de la causa subyacente. En algunos casos, la conjuntivitis puede desaparecer por sí sola sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, en caso de infección bacteriana, es probable que se necesiten antibióticos tópicos o incluso orales para tratarla. Además, el uso de compresas frías, lágrimas artificiales y evitar la exposición a sustancias irritantes pueden ayudar a aliviar los síntomas.
Es importante tener en cuenta que la conjuntivitis es altamente contagiosa, por lo que es fundamental mantener una buena higiene ocular y evitar el contacto directo con personas infectadas o sus pertenencias para prevenir su propagación. Es recomendable lavarse las manos con frecuencia, no compartir toallas u otros objetos personales y evitar tocarse los ojos con las manos sucias. Además, las personas que presenten síntomas de conjuntivitis deben evitar el contacto cercano con otras personas hasta que estén completamente recuperadas.
Origen etimológico de conjuntivitis: proviene de la palabra latina coniuctiva (que significa "conjuntiva") y el griego -itis (que significa "inflamación")
Segundo diccionario: conjuntivitis
f. Med. Inflamación de la conjuntiva.2º artículo
Inflamación de la delgada mucosa que recubre la porción anterior del ojo y tapiza los párpados. La inflamación de esta mucosa, llamada conjuntiva, puede deberse a agentes extraños irritantes, por ejemplo el humo, o a enfermedades infecciosas, como el tracoma (v. Tracoma). Los síntomas varían según el tipo e intensidad de la inflamación y oscilan entre una ligera sensación de quemazón o estorbo en el ojo y un intenso dolor, acompañado de fiebre y supuración.
La conjuntivitis catarral simple incide tanto en el niño como en el adulto; con frecuencia aparece después de soportar agentes irritantes como viento, polvo, humo y luz intensa; a veces acompaña o sigue a infecciones de otras regiones del organismo, como sarampión, resfriado común o fiebre del heno, y suele curar en una o dos semanas.
La conjuntivitis aguda epidémica es un tipo de conjuntivitis extremadamente contagiosa, al parecer producida por el neumococo (v. Neumonía, Causa) y el bacilo de Koch-Weeks, microorganismo frecuentemente asociado a la gripe; esta enfermedad es muy corriente, tanto en el niño como en el adulto, especialmente en primavera y otoño.
La conjuntivitis purulenta tiene dos formas clínicas de presentación: la oftalmía neonatorum o conjuntivitis del recién nacido y la conjuntivitis purulenta del adulto. Las dos formas, en general, se deben al gonococo (v. Blenorragia), pero en algún caso están originadas por el neumococo o el estreptococo (v. Estreptococo). La conjuntivitis purulenta es la variedad más peligrosa porque con frecuencia se complica con ulceración de la córnea que puede derivar en grave daño para el ojo e incluso conducir a la ceguera (v. Córnea). La profilaxis es lo más importante. La instalación de gotas antisépticas en el ojo del recién nacido es práctica obligada e imprescindible. En el adulto es imperativa la máxima limpieza y precaución a fin de evitar la difusión de la enfermedad.
Los principios del tratamiento de todas las conjuntivitis son en esencia los mismos. Los ojos se lavarán con soluciones calmantes mediante baños oculares o instilaciones y se administrarán sulfamidas en aplicación local o por vía oral (v. Sulfamidas). Todo el equipo de tratamiento se limpiará escrupulosamente. Los vendajes o gasas para cubrir el ojo no acostumbran a emplearse porque dificultan la libre supuración. Para evitar que se formen adherencias se engrasan los párpados y se mantienen limpias las pestañas. El tratamiento persigue fundamentalmente la limitación de la enfermedad, con lo que se evitan mayores daños en el ojo y el contagio a otros individuos.
• « Esta medida ha sido muy eficaz para prevenir el problema más común que desarrollan estos bebés, una conjuntivitis bacteriana que puede causar ceguera si no se dispone de atención médica para el bebé. »
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