La conmiseración es la compasión que surge al presenciar el sufrimiento de otra persona.
Es un sentimiento de tristeza y empatía que nos impulsa a querer aliviar el dolor ajeno.
Esta emoción va más allá de la compasión, ya que no solo nos lleva a sentir pena por el mal ajeno, sino que también nos motiva a actuar para ayudar a aquellos que están padeciendo.
Es un llamado a intervenir de manera práctica para mitigar las desgracias ajenas, mostrando misericordia y solidaridad.
La conmiseración es un acto de humanidad que nos conecta con la vulnerabilidad y el sufrimiento de los demás.
La conmiseración, en este sentido, se refiere a un sentimiento de pena, tristeza o compasión que una persona experimenta al ser consciente del sufrimiento o la desgracia de otra.
Este sentimiento puede motivar el deseo de aliviar o ayudar de alguna manera a quien padece.
La conmiseración implica una empatía profunda y una conexión emocional con el dolor ajeno.
Ejemplos de uso: "Al ver las difíciles condiciones de vida de algunas personas, no puedo evitar sentir una profunda conmiseración".
"La conmiseración que sintió por las víctimas del terremoto lo motivó a unirse a los esfuerzos de rescate".
En esta acepción, la conmiseración se entiende como un sentimiento aún más profundo y activo que implica no solo compadecerse del sufrimiento ajeno, sino también sentir un fuerte impulso o llamado a intervenir de manera práctica para mitigar ese sufrimiento.