La palabra constable tiene un significado que se remonta a tiempos antiguos, donde se utilizaba como un adjetivo que significaba constante.
Esta acepción, aunque hoy en día está en desuso, evoca la idea de algo que permanece firme y estable a lo largo del tiempo.
Su uso actual es muy limitado, pero su historia refleja una conexión con la permanencia y la resistencia en un contexto que ha evolucionado con el paso de los años.