La palabra consulto proviene del latín y se refiere a una persona que es sabia o docta, aunque esta acepción es considerada anticuada y actualmente está en desuso.
Por otro lado, el término consulta se relaciona con el acto de pedir opiniones o información sobre un tema específico, reflejando la búsqueda de conocimiento o asesoramiento.
Ambos términos evocan la importancia de la sabiduría en la toma de decisiones.