El consumo en economía se refiere a la utilización de mercancías y servicios para satisfacer las necesidades humanas.
Este proceso puede implicar la destrucción inmediata de ciertos bienes, como los alimentos o los combustibles, que se consumen al instante.
Por otro lado, existen mercancías duraderas que ofrecen beneficios a lo largo del tiempo, contribuyendo así al bienestar y desarrollo de las personas en la sociedad.
Utilización de mercancías y servicios para la satisfacción directa de las necesidades humanas.
Algunas mercancías y servicios, como los alimentos o los combustibles, son destruidos en el momento de utilizarse; otras mercancías son duraderas y rinden servicio durante largos periodos de tiempo.
La importancia del consumo en el pensamiento económico social es de origen relativamente reciente. Antes del siglo xviii las obligaciones del individuo para con la Iglesia o el Estado se consideraban primordiales; su bienestar material era un factor secundario. Cuando Adam Smith, en su Riqueza de las naciones (1776), hizo hincapié en el bienestar individual, se apartó radicalmente de la mayoría de los economistas que le precedieron. Con todo, tanto él como sus sucesores en la escuela clásica, incluso Ricardo, Malthus y Senior, consideraron principalmente las mercancías y servicios prestados para el consumo como necesidades ineludibles para la subsistencia de la población trabajadora. Se hizo una distinción entre el consumo productivo y el improductivo.
El costo de producción en términos de trabajo humano se convirtió en el determinante final del valor y precio. Tal era la teoría del trabajo referente al valor.
El consumo asume una gran importancia en el pensamiento económico con la elaboración de la teoría del valor subjetivo en los primeros años del periodo 1870-80. Aunque esta teoría fue descubierta casi simultáneamente por Walras, en Francia, y Jevons, en Inglaterra, su rápida adopción se atribuye generalmente a la escuela de economía austríaca, encabezada por Menger, Wieser y Bóhm-Bawerk. Este concepto, aceptado todavía en forma modificada, explicaba el valor como dependiente de las elecciones racionales de los consumidores al satisfacer sus necesidades. Véase Utilidad marginal.
Una vez superada la fase inicial de la Revolución Industrial, el aumento en los niveles de vida y los cambios en el consumo fueron factores que reforzaron la nueva importancia atribuida a éste por los economistas. En el siglo xviii se iniciaron concienzudas investigaciones sobre el costo de vida. Trabajo notable entre los primeros realizados en este campo fue aquél en que Ernst Engel demostró (1857) que, al aumentar los ingresos, la parte destinada a necesidades vitales crece menos que proporcionalmente al incremento de renta.
La distinción entre consumo e inversión productiva no está enteramente clara. Los servicios que se realizan para alimentar, vestir, albergar y educar al individuo pueden clasificarse como consumo, pero también como inversión en capacidad humana (capital), que proporcionará un rendimiento productivo. Aún más, este rendimiento será aproximadamente proporcional a la enseñanza que una persona reciba. De todos modos lo corriente es calificar a tales servicios como servicios de consumo porque legalmente no cabe la inversión a largo plazo en los seres humanos al no existir la posibilidad de obligarlos a realizar a cambio servicios futuros. En régimen de esclavitud, los servicios de consumo así prestados solían estar considerados como inversiones en capital.
La investigación del consumo suele adoptar dos formas: estudios de presupuestos familiares, que muestran la diferente demanda de distintas familias para unos ingresos y precios dados y estudios de series que relacionan el consumo general de mercancías y servicios con los cambios en los niveles de ingresos totales y en los niveles generales de precios. Sin embargo, son tantos los factores sociales y psicológicos que influyen en las decisiones del consumidor —influencia de la publicidad, presiones sociales, caprichos, modas y falta de conocimiento de los productos— que el análisis del comportamiento del consumidor está cuajado de dificultades.
Desde la II Guerra Mundial se han desarrollado métodos de inspección que ayudan a revelar en términos generales los planes de compra de los consumidores. Merced a su gran influencia sobre las condiciones económicas y el rendimiento de los negocios individuales, las investigaciones económicas básicas sobre el consumo y el estudio de mercados han progresado rápidamente.