El control biológico es una estrategia que busca regular las poblaciones de organismos nocivos, como insectos, mediante la intervención de otros organismos.
Este enfoque se centra en alterar el ajuste ecológico de las especies perjudiciales, promoviendo un equilibrio natural en los ecosistemas.
Al utilizar métodos biológicos, se reduce la dependencia de pesticidas químicos, favoreciendo así un entorno más saludable y sostenible.