La cooperativa de Rochdale se fundó en diciembre de 1844 por 28 tejedores en Rochdale, Inglaterra, marcando un hito en la historia del cooperativismo.
Esta primera cooperativa operó bajo los principios de Rochdale, que establecían la venta a precios de mercado y la distribución de beneficios entre los miembros según sus aportaciones.
Con un capital inicial de 28 libras, logró crecer hasta 90,000 miembros en su centenario, consolidándose como un modelo exitoso de negocio cooperativo.
cooperativa de Rochdale (historia)
En diciembre de 1844, 28 tejedores de Rochdale (Inglaterra), establecieron la primera cooperativa que funcionó de acuerdo con los principios y normas que hoy son universalmente conocidos con el nombre de Principios de Rochdale. Desde sus comienzos, este almacén vendió a los precios de mercado normales y repartió sus beneficios entre los miembros proporcionalmente a las aportaciones. Esta fue la clave del éxito para los negocios cooperativistas. Establecida con un capital de 28 libras, una por cada miembro, ahorrada a razón de dos peniques semanales, la Sociedad de Rochdale había logrado reunir para el centenario de su fundación 90000 miembros y constituía el más importante negocio de ventas de su ciudad.
Principios y normas.
Los principios y prácticas de cooperación de Rochdale fueron formulados para atender a los principios básicos de la organización. Los cuatro principios fundamentales son:
1) número ilimitado de miembros;
2) funcionamiento democrático;
3) limitación de los rendimientos del capital;
4) reembolso al consumidor.
Las cuatro normas más corrientes son:
a) eliminación de la parcialidad y sectarismo;
b) ventas a los precios corrientes del mercado, generalmente en efectivo;
c) crecimiento y expansión continuos;
d) educación ininterrumpida de los miembros para la buena marcha de sus negocios.
Como su finalidad es atender las necesidades del público, las cooperativas no limitan el número de sus miembros. Cualquier persona o sociedad que desee beneficiarse de sus servicios puede adquirir una o varias participaciones. Para evitar conflictos entre sus miembros, agrupados por necesidades económicas, las cooperativas se apartan de los partidismos políticos o religiosos. Aseguran su funcionamiento democrático concediendo a cada miembro un único voto, cualquiera que sea la importancia de su participación. Sólo distribuyen un interés o dividendo limitado; los beneficios del negocio corresponden a los consumidores y se distribuyen en proporción a sus inversiones. Si el margen neto sobre el costo de operaciones representa un 5 %, cada consumidor será reembolsado en un 5 % del importe total invertido en la cooperativa durante el ejercicio. Como este procedimiento de efectuar operaciones no lucrativas es más seguro que el de intentar vender a precio de coste, las cooperativas suelen vender al precio corriente en el mercado y aplicar el principio de reintegro al consumidor. Como cualquier otro negocio, intentan mantener un ritmo de crecimiento ininterrumpido; para asegurarse de que su naturaleza, finalidad, beneficios y responsabilidad de los miembros sean perfectamente comprendidos, suelen realizar programas de difusión de conocimientos entre sus asociados.