El término cordero de Dios se refiere a una figura simbólica en la tradición cristiana, representando a Jesucristo como el sacrificio perfecto que redime los pecados de la humanidad.
Esta expresión evoca la imagen de un cordero inocente, que, al igual que en la antigua práctica de sacrificios, es ofrecido para lograr la reconciliación con lo divino.
Su significado profundo resalta la misericordia y el amor de Dios hacia los seres humanos.