El crédito al consumo se refiere a un préstamo personal que permite a los individuos financiar compras de bienes y servicios mediante el uso de futuros ingresos.
Este tipo de crédito incluye tanto préstamos en efectivo como ventas a crédito, facilitando el acceso a productos como automóviles y aparatos domésticos.
Su importancia radica en su influencia en la prosperidad económica, especialmente en economías donde las compras a plazo son comunes.
Préstamo personal contra futuros ingresos para pagar compras corrientes de mercancías y servicios. Aunque no siempre es posible distinguir entre préstamos al consumo y préstamos a la producción, la especialización de las agencias de crédito permite una separación aproximada. Las dos clases básicas de crédito al consumo son los préstamos en efectivo y las ventas a crédito (v. Ventas a plazo).
El ejemplo más notable de concesión de crédito a la masa de consumidores es el correspondiente a automóviles y aparatos domésticos; ambas industrias dependen de los pagos a plazo para una gran parte de su volumen total de ventas. Algunos economistas creen que la prosperidad económica de los Estados Unidos depende en gran medida de la elevada proporción de compras a plazo característica de la economía norteamericana. En la mayoría de los trabajos e investigaciones estadísticas sobre el crédito al consumo sólo se considera el crédito a plazo corto y medio, pero debe tenerse en cuenta que el crédito a largo plazo, como es el caso de las hipotecas sobre viviendas, también forma parte de esta clase de préstamos. Así, el plazo de un préstamo de consumo puede variar desde menos de un mes, como en el caso de los honorarios de un médico o de una cuenta en un almacén, a 30 años para un préstamo hipotecario. Los préstamos personales también comprenden los pequeños créditos que se obtienen contra garantía de artículos personales u otros efectos en una casa de empeños o en una sociedad dedicada a efectuar esta clase de préstamos.
Organizaciones de créditos al contado.
Las instituciones que conceden crédito en metálico a los consumidores son de varias clases:
1) organizaciones filantrópicas;
2) instituciones semifilantrópicas, como son los fondos de préstamo para estudiantes, creados por colegios y grupos religiosos;
3) cooperativas o agencias mutuas de créditos en metálico, comprendidas las uniones de crédito, las asociaciones benéficas mutuas, las asociaciones de ahorro y préstamo y los fondos patronos-obreros;
4) organismos comerciales de crédito en metálico, entre las que figuran las sociedades de financiación al consumo, los bancos cpmerciales, industriales y de ahorro, las compañías de seguros, los prestamistas y las sociedades de ahorro, préstamo e inversión. Véase Bancos y banca; Cajas de ahorro.
Los organismos comerciales absorben la parte más importante del negocio de crédito en metálico, pero en los últimos años las cooperativas, creadas para servir a un grupo de particulares con algún interés mutuo, se han desarrollado rápidamente. Muchas de ellas, especialmente las uniones de crédito, reciben depósitos de sus miembros al tiempo que funcionan como instituciones de préstamo. Los organismos comerciales operan con ánimo de lucro, generalmente bajo las leyes de pequeños préstamos que en muchos estados permiten tipos de interés por encima del máximo autorizado por. las leyes de usura. Son muy utilizados los departamentos de préstamos personales de los bancos comerciales y de las sociedades de financiación al consumo. Éstas operan generalmente con tipos de interés justos y tienen garantizados la mayoría de sus préstamos con hipotecas sobre bienes muebles. El elemento más peligroso es el prestamista sin licencia, que todavía florece en los estados carentes de leyes adecuadas sobre pequeños préstamos. Usando estratagemas como «comprar» parte de los futuros salarios del prestatario a un precio bajo, estos indeseables sujetos consiguen con frecuencia evadir muchas de las leyes de usura. Véase Interés; Prestamista.
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