Un simple crescendo - decrescendo de todo el conjunto orquestal puede resultar pesado y no lograr el efecto deseado por varias razones:
1. Falta de contraste: Si el crescendo - decrescendo es aplicado de manera uniforme en todo el conjunto orquestal, sin diferencias de intensidad o dinámica entre las diferentes secciones, puede generar una sensación monótona y poco interesante para el oyente.
2. Ausencia de dirección musical: Un crescendo - decrescendo sin una dirección musical clara puede hacer que la pieza suene desorganizada o sin propósito. Es importante que haya una estructura y una intención musical detrás de estos cambios de intensidad para que el efecto sea más efectivo.
3. Falta de variedad tímbrica: Si todo el conjunto orquestal realiza el crescendo - decrescendo al mismo tiempo, sin que se destaquen las características tímbricas de cada instrumento, puede resultar en una falta de variedad sonora. La diversidad de timbres en la orquesta es uno de los elementos que le confiere riqueza y profundidad a la música.
4. Desbalance de volumen: Si el conjunto orquestal no está equilibrado en términos de volumen, es decir, si alguna sección es mucho más fuerte que las demás, el efecto del crescendo - decrescendo puede perderse. Es importante que todas las secciones de la orquesta estén equilibradas para que el cambio de intensidad sea perceptible y efectivo.
En resumen, para lograr el efecto deseado con un crescendo - decrescendo en el conjunto orquestal, es necesario tener en cuenta el contraste, la dirección musical, la variedad tímbrica y el equilibrio de volumen. Estos elementos contribuirán a que el cambio de intensidad sea más interesante y efectivo para el oyente.
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