Es una variedad de caliza blanda, finamente granulada y de color blanco o blanco grisáceo y hasta amarillento. Químicamente es carbonato calcico muy puro, ya que en algunos casos contiene menos del uno por ciento de impurezas. A veces va acompañada de una pequeña cantidad de sílice y mínimas proporciones de carbonato magnésico y óxido férrico. La creta parece haberse formado por la acumulación en el fondo del mar de multitud de conchas y esqueletos de pequeños animales marinos, llamados por esto foraminíferos de la creta (v. Foraminíferos), y también por precipitación de pequeñas partículas de carbonato cálcico de aguas marinas. Se cree que las condiciones necesarias para la formación de estos depósitos de creta son: un clima suave, abundancia de pequeños animales y aguas claras y poco profundas. Estos depósitos de creta se formaron durante el llamado Periodo cretácico. Véase Eras geológicas.
Es soluble en agua carbónica; el agua de las zonas cretácicas es muy dura (v. Agua dura) . Hay yacimientos de creta muy extensos en Inglaterra y el N de Francia. Especialmente bien conocidos son los acantilados o rocas blancas de Dover (Inglaterra), que originaron el nombre de Albión que le dieron los romanos. La hay también en Estados Unidos, España y otros países.
Se conoce también con los nombres de blanco de España, tiza, blanco de Meudon. Mezclada con un aglomerante y moldeada sirve para escribir y marcar, aunque más frecuentemente se emplea para ello el yeso. Por calcinación da la cal viva y mezclada con caolín y luego calcinada, el cemento portland. Se usa además como enmienda de terrenos arcillosos, y las variedades duras y menos puras como piedra de construcción. El blanco de España, preparado por molienda de la creta lavada y sin arenilla, se usa para pulimento de cristales y plata, y para hacer masilla. El jaboncillo de sastre es un talco de calidad, cortado en piezas, que se usa para marcar. Véase Talgo.