La identificación de las armas de fuego en el contexto de crímenes es un proceso crucial para la investigación forense.
Cada arma tiene un conjunto único de señales en su ánima, recámara y mecanismos, que permiten distinguirla de otras, incluso si son del mismo modelo.
Al analizar las balas y casquillos recuperados en la escena del crimen, se pueden comparar las marcas microscópicas con las de un arma sospechosa, facilitando así la resolución del caso.
crímenes: identificación de las armas de fuego
El ánima de un cañón de pistola o fusil presenta un conjunto característico de señales, tan peculiares en cada caso que distinguen cada arma de cualquier otra del mismo tipo y modelo aunque haya sido estriada por la misma herramienta en un proceso de fabricación en serie. Igual cabe decir del mecanismo de cierre y percusión de cualquier arma pequeña. Como bala y casquillo están fabricados en metal más blando que aquél con el que entran en contacto en el momento de efectuarse el disparo, reciben impresiones invertidas de las marcas presentes en el metal más duro. Cada ánima, recámara, percutor, e incluso extractor, dejan una señal característica sobre los proyectiles o casquillos disparados por un arma determinada (v. Balística). La comparación microscópica de las diminutas marcas presentes en las balas descubiertas en el cuerpo de la víctima o en los casquillos encontrados en el lugar del tiroteo con las existentes en las balas o casquillos de prueba disparados con el arma sospechosa permiten determinar si ésta se ha utilizado en la comisión del crimen.
La distancia a que se efectuó el disparo puede deducirse de la naturaleza y extensión de la mancha impresa por la pólvora en el cuerpo o vestidos de la víctima. A tal fin se dispara con el arma pericial a distancias escalonadas sobre objetos como trozos de cartulina o de prendas. Las manchas o huellas de pólvora así obtenidas, que varían de tamaño con la distancia, se comparan con las existentes en el cuerpo o ropas de la víctima. Cuando ambas coinciden, el perito puede afirmar que la distancia a que se obtuvo la huella de prueba es aproximadamente igual a la distancia desde la que se disparó sobre la víctima.