f. La criosfera es una parte fundamental de la Tierra compuesta por todas las regiones donde el agua está en forma sólida, principalmente en forma de hielo y nieve. Incluye los glaciares, casquetes de hielo, icebergs, nieve en los bosques y montañas, así como el hielo marino en los polos y regiones frías.
Esta capa de hielo y nieve juega un papel clave en el sistema climático global, ya que actúa como regulador del clima al reflejar la radiación solar de vuelta al espacio. Además, la criosfera influye en la circulación oceánica y el nivel del mar, ya que el derretimiento de los glaciares y los casquetes de hielo contribuye al aumento del nivel del mar.
La criosfera también tiene una importancia crucial en los ecosistemas, ya que proporciona hábitat y recursos para numerosas especies animales y vegetales adaptadas a estas condiciones extremas. Muchas comunidades humanas también dependen de esta capa de hielo y nieve para obtener agua dulce, ya que se derrite gradualmente y se convierte en una fuente esencial de agua para el consumo humano y agrícola.
Sin embargo, en las últimas décadas, la criosfera ha experimentado un acelerado deterioro debido al calentamiento global y los cambios en los patrones climáticos. La disminución de la extensión y el grosor de los glaciares y casquetes de hielo, así como el deshielo del permafrost, son signos evidentes del impacto del cambio climático en la criosfera.
La comprensión y protección de la criosfera son fundamentales para comprender mejor los efectos del cambio climático y tomar medidas para mitigar sus consecuencias.
El monitoreo y estudio de la criosfera, a través de satélites, observaciones de campo y modelos climáticos, son herramientas clave para obtener información precisa sobre su evolución y los posibles escenarios futuros.
Además, la conservación de estas regiones y la adopción de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero son indispensables para preservar este valioso ecosistema y garantizar la sostenibilidad del planeta.