Cristina, reina de Suecia (1626-1689) fue una figura destacada en la historia de Suecia, gobernando desde 1632 hasta 1654.
Hija única de Gustavo II Adolfo, mostró desde joven un gran interés por las bellas artes, la literatura y las ciencias.
Tras la muerte de su padre, asumió el poder a los 18 años y firmó el Tratado de Brómsebro, que amplió las fronteras suecas.
A pesar de su brillantez intelectual y su círculo de sabios, su estilo de vida extravagante le generó controversias.
Biografía de Cristina, reina de Suecia
(1626-89). Reina de Suecia (1632-54), nacida en Estocolmo, hija única de Gustavo II Adolfo de Suecia (v. Gustavo II Adolfo). Desde muy joven mostró gran afición por las bellas artes, la literatura y las ciencias. Al morir su padre (1632) quedó bajo tutela del canciller, conde Axel Oxenstjerna (v. Oxenstjerna). En 1644 tomó las riendas del Gobierno y uno de sus primeros actos fue la conclusión con Dinamarca del Tratado de Brómsebro (1645), que extendió considerablemente las fronteras suecas. En 1646 fue coronada reina. Su política al final de la Guerra de los Treinta Años desbarató los planes de Oxenstjerna y en la Paz de Westfalia (1648) no obtuvo Suecia las ventajas que hubiera podido lograr. Véase Guerra de los Treinta Años.
Cristina se rodeó de los sabios más eminentes de su época, como Descartes y Grocio (v. Descartes, Renato; Grocio, Hugo), y reunió una vasta biblioteca, pero su prodigalidad, favoritismo y excesivo amor a los placeres le enajenaron las simpatías de las clases rectoras. Su negativa a contraer matrimonio con su primo Carlos Gustavo, príncipe del Palatinado, así como su simpatía por el Catolicismo, provocaron la crisis política.
Desde 1650 estuvo considerando la posibilidad de renunciar a la corona; finalmente abdicó en favor de su citado primo (1654), que subió al trono con el nombre de Carlos X Gustavo (v. Carlos X de Suecia). Abandonó su país en junio y fue admitida oficialmente en el seno de la Iglesia Católica en noviembre del año siguiente. Vivió posteriormente en Roma y París. Su plan secreto para obtener el trono de Nápoles fue traicionado por su agente y amante, a quien ordenó dar muerte. Volvió a Suecia en dos ocasiones (1660 y 1667) con la vana esperanza de recuperar la corona. Finalmente fijó su residencia en Roma, donde vivió rodeada hasta su muerte de cardenales, escritores, sabios y artistas. Fue enterrada en la Basílica de San Pedro.