El término cucarro se utiliza como un apodo que los muchachos asignaban a aquellos que se vestían de fraile, reflejando una mezcla de burla y camaradería.
Además, también se refiere a un fraile aseglarado, es decir, un religioso que ha abandonado la vida monástica o que no sigue estrictamente las reglas de su orden.
Este término encapsula aspectos de la cultura juvenil y la percepción social de la vestimenta religiosa.