La provincia de Cuenca, situada en el antiguo reino de Castilla la Nueva, se encuentra en el centro de España.
Limita al norte con Guadalajara, al este con Teruel y Valencia, al sur con Albacete y Ciudad Real, y al oeste con Toledo y Madrid.
Con una extensión de 17,062 km², ocupa el quinto lugar entre las provincias españolas, destacándose por su rica geografía física y su patrimonio cultural.
Cuenca, provincia (España)
Prov. española en el antiguo reino de Castilla la Nueva, limitada por las de Guadalajara al N, Teruel y Valencia al E, Albacete y Ciudad Real al S y Toledo y Madrid al O. Su extensión, 17 062 km2, la sitúa en 5.° lugar entre las provincias españolas.
Geografía física
Situada en la parte oriental de la submeseta sur, su suelo está formado por margas y calizas del Jurásico y Cretácico y tajado por la erosión eólica y fluvial, que ha abierto profundas «hoces» en las que los fenómenos kársticos han impreso formas curiosísimas, como las de la notable «Ciudad Encantada», que dan sensación de auténticas fortalezas ciclópeas.
Es una de las provincias más accidentadas de España, especialmente por la tectónica de sus regiones septentrional y oriental, donde se alza la Serranía de Cuenca. Al NO se encuentra parte de la Alcarria, región fragosa y laberíntica que se continúa por Guadalajara. El cerro de San Felipe (1839 m) y los Montes Universales enlazan el nudo de Albarracín con las alineaciones interiores de la provincia: sierras de Valdemeca, Canales, Tragacete, Bascuñana, Magallón, Santerón y Zafrilla, enlazadas por los Montes de San Pedro, Picos de la Cuerda, Altos de Cabrejas (1157 m) y Sierra de Uclés.
El clima de la provincia es frío y húmedo en invierno y caluroso en verano, pero resulta muy sano. Las temperaturas más altas se dan en la región manchega y las más bajas en la Serranía.
Cuenca está regada por varios ríos importantes que tienen sus fuentes en la Serranía, notablemente en la Sierra de Valdemeca, y que desaguan por dos vertientes: la atlántica, que recoge las aguas del Guadiela, afluente del Tajo, y del Riánsares, Záncara y Cigüela, tributarios del Guadiana; y la mediterránea, hacia la que discurren el Júcar y su afluente el Gabriel. Completan la hidrografía de la provincia algunas pequeñas - lagunas salitrosas de gran profundidad: Uña, Tobar y Pozo Airón.
El sur de la provincia, llano y seco, se cubre de vegetación esteparia; al avanzar hacia la serranía aumenta el predominio de bosques de pinos silvestres y sabinas. Numerosos manantiales alimentan una vegetación de matorral y pastizales.
Vida humana.
La población se encuentra en general muy dispersa; escasean las concentraciones urbanas y abundan en cambio los núcleos rurales. Materiales típicos del caserío rural son el tapial y la manipostería; en la Alcarria las casas suelen ser de dos pisos; en la llanura se utiliza la piedra sillar para reforzar la construcción.
Cuenca depende de Madrid en lo militar y docente, de Albacete en lo judicial y de Toledo en lo eclesiástico. Se divide en ocho partidos judiciales: Belmonte, Cañete, Cuenca (capital), Huete, Motilla del Palancar, Priego, San Clemente y Tarancón. Numerosas relevantes personalidades españolas de la Edad Media y Moderna nacieron en Cuenca: Alvaro de Luna, Gil Carrillo de Albornoz, Alonso de Ojeda, Diego Valera, Fray Luis de León y Melchor Cano.
Economía
La vida económica de la provincia se enfoca hacia los aspectos rurales. Las explotaciones agropecuarias predominan en la zona sur de la provincia, en la Mancha Alta. Las hectáreas cultivadas, principalmente en secano. Están por utilizar amplios mantos de aguas freáticas en la zona SE, que beneficiarían decisivamente a la producción agrícola. Los principales cultivos son los cereales (trigo, cebada, avena y centeno) y el viñedo. Se cosechan además importantes cantidades de leguminosas (garbanzos y judías) y azafrán. El olivar, girasol, anís, comino y zumaque completan el panorama agrícola. El ganado, que aprovecha los pastos de la llanura, es más importante por su número que por su calidad. Figura en primer lugar el vacuno, seguido por el lanar, mular y cabrío. El porcino se trae de Valencia para la recría familiar. Mención especial merece la famosa apicultura de la Alcarria. Actualmente cooperativas ganaderas se ocupan de la selección y aprovechamiento racional de la ganadería.
Muy importante en la economía conquense es la riqueza forestal, que alimenta a más de cuarenta serrerías y a una próspera industria resinera. Cuenca produce madera. Aunque algunas regiones manchegas quedaron deforestadas, los bosques cubren aún la mitad de la provincia; los organismos oficiales se ocupan ahora de regular la la explotación y la repoblación.
Menor importancia tiene la minería. Existen algunas minas de lignito en los partidos de Cuenca y Cañete, hierro en Cañete, hulla en Henarejos, caolín en Cañete, sal gema y mármol en Motilla. Las industrias agropecuarias son casi de tipo familiar; existen unas veinte fábricas de harinas y algunas aceiteras y vinícolas. También se prepara mimbre. Mejor panorama presenta la producción de energía hidroeléctrica merced a las centrales de Villora, Villalba de la Sierra y Saltos del Cigüela. Se proyecta además transformar los embalses del Júcar (Alarcón y La Toba) en centrales.
Lo quebrado del suelo dificulta las comunicaciones. Cruza la provincia el ferrocarril de Madrid a Valencia por Tarancón, Cuenca y Utiel. Más importancia tiene la red de carreteras, entre las que destaca la de Madrid a Valencia, que envía un ramal a Cuenca desde Tarancón. En la serranía las comunicaciones escasean para desaparecer casi por completo en la zona noroeste.
Historia y arte
La región estuvo habitada inicialmente por tribus celtibéricas, ólcades y oretanos, que han dejado vestigios de algunos de sus emplazamientos. También se han encontrado restos romanos en el cerro de Cabeza de Griego. Ocupada por los árabes, fue defendida con tesón contra los reyes castellanos. Alfonso VI de Castilla fue derrotado por los almorávides en la batalla de Uclés (1108), donde perdió a su único hijo varón, Don Sancho. La provincia pasaría definitivamente a manos cristianas con las victorias de Alfonso VIII en el mismo Uclés (1174) y Cuenca (1177). Más tarde se vio ensangrentada por las guerras de los comuneros, cuyo partido abrazó, y de la Independencia. También las fuerzas carlistas dominaron la región en dos ocasiones, si bien por poco tiempo.
De interés turístico resulta la salvaje belleza de la «Ciudad Encantada» y de la profunda hoz de Béteta y su agreste serranía, si bien la escasez de comunicaciones dificulta el acceso. También son notables las torcas de Palancares y las pinturas paleolíticas de Villar del Humo. La parte meridional de la provincia está salpicada de interesantes castillos medievales, de los que son famosos el de Garcimuñoz, bajo cuyos muros cayó mortalmente herido Jorge Manrique; el de Belmonte (siglo xv), construido por los Pacheco; Marqueses de Villena, en estilo gótico con parte mudéjar, y el palacio de Tarancón, que habitó Ja reina María Cristina. Entre los monumentos religiosos destacan la Colegiata de Belmonte (siglo xv), la capilla de la Asunción, en Villaescusa de Haro, de depurado estilo gótico, la ermita de Nuestra Señora de Riánsares y el Monasterio de Uclés, que perteneció a la Orden de Santiago.