Formaciones anuales de tejido conjuntivo que después se calcifica. Hállanse en la casi totalidad de individuos de la familia de los ciervos.
Excepto en el Caribú, las astas, privativas de los machos, constituyen caracteres sexuales secundarios gobernados por las hormonas gonadales. Aparecen como un par de pedúnculos cubiertos por la piel oscura, a expensas de los cuales se desarrolla el tejido de las astas. En el primer año después del nacimiento las astas permanecen cónicas y no ramificadas. Al llegar la primavera siguiente, habiéndose desprendido las astas anteriores, las nuevas crecen hasta un tamaño mayor y originan su primera rama o pitón. Año tras año el número de ramas o «candiles» va aumentando y han llegado a contarse más de 60 en una cabeza magnífica.
La piel blanda y pubescente que asegura el rápido crecimiento de las astas recibe el nombre de, «terciopelo» y sus lesiones accidentales influyen sobre el desarrollo de las astas. Éstas se desprenden todos los años después de transcurrida la época del celo. El crecimiento es sumamente rápido. La edad de los animales que las poseen no puede determinarse por ellas.