Un cuerpo de doctrina efectivo y útil debe cumplir con varias características importantes:
1. Coherencia: Debe presentar una estructura lógica y coherente en sus principios y teorías, evitando contradicciones internas.
2. Rigor metodológico: Debe estar respaldado por un método sólido y fiable que permita la obtención de conclusiones válidas y confiables.
3. Fundamentación teórica: Debe estar fundamentado en evidencia empírica, teorías sólidas y argumentos racionales que respalden sus afirmaciones.
4. Aplicabilidad: Debe tener la capacidad de ser aplicado en la práctica, ofreciendo soluciones o respuestas a problemas concretos.
5. Actualización: Debe estar en constante revisión y actualización para adaptarse a los avances y cambios en el campo al que pertenece.
6. Claridad y accesibilidad: Debe ser presentado de manera clara y accesible para que pueda ser comprendido y utilizado por un amplio público.
7. Consenso: Idealmente, debe contar con el respaldo y reconocimiento de la comunidad académica o profesional relacionada con el tema.
Estas características contribuyen a la efectividad y utilidad de un cuerpo de doctrina, permitiendo que cumpla su propósito de orientar, explicar y fundamentar conocimientos en un área específica.
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