Los cuidados del césped son esenciales para mantener un jardín saludable y atractivo.
Este proceso incluye cuatro operaciones clave: siega, riego, fertilización y eliminación de malas hierbas.
La siega no solo promueve el crecimiento, sino que también enriquece el suelo al dejar la hierba cortada.
El riego debe ser moderado, evitando el exceso de humedad.
La fertilización, con abonos adecuados, es crucial para un césped vigoroso y libre de malas hierbas.
cuidados del césped
El mantenimiento de un hermoso césped comprende cuatro operaciones fundamentales: siega, riego, fertilización y eliminación de las malas hierbas. La siega estimula el crecimiento y la acumulación de alimento en la hierba; si la hierba cortada se deja sobre el césped se añaden valiosas materias orgánicas al suelo. El riego es necesario de vez en cuando, pero solamente en tiempo muy seco. La hierba que se riega muy a menudo termina exigiendo humedad excesiva.
La fertilización es necesaria con pocos años de intervalo y debe incluir la aplicación de estiércol u otros abonos; muy eficaces son los preparados comerciales. Las mezclas nitrogenadas son las mejores, pues estimulan el desarrollo vegetativo y son superiores al estiércol, origen primordial de las malas hierbas. Cuando se utiliza estiércol, se debe tener cuidado de eliminar todos los residuos del mismo antes de que comience el crecimiento de la hierba.
Como en todas las mezclas de hierbas existe una pequeña proporción de semilla de cizaña, el desarrollo de ésta es inevitable. La cizaña no debe ser arrancada, sino segada con la suficiente frecuencia para evitar su reproducción. Si se arranca la cizaña, se desarraigarán matas de hierba y se hará irregular la superficie del césped. Los preparados contra la cizaña que no perjudican a la hierba son a menudo positivamente valiosos. Véase Cizaña; Hierba; Jardines y jardinería.