El término cullidor se refiere a un cobrador o recaudador de deudas, aunque su uso es considerado anticuado y ha caído en desuso.
Esta palabra evoca una época en la que la figura del cullidor era común en las transacciones económicas, desempeñando un papel crucial en la recolección de pagos.
Hoy en día, su significado ha quedado relegado, pero sigue siendo un interesante vestigio del lenguaje y la historia.