La palabra cunera se refiere a una mujer que desempeñaba un oficio especial en los palacios, donde su principal tarea era mecer la cuna de los infantes.
Este rol no solo implicaba el cuidado de los bebés, sino también un vínculo afectivo y de protección, contribuyendo al bienestar de los pequeños en un entorno noble.
La figura de la cunera refleja la importancia del cuidado infantil en la historia y la cultura.