Cura propio se refiere al sacerdote que tiene a su cargo una feligresía específica, designado por el obispo diocesano para guiar espiritualmente a esa comunidad.
Sus responsabilidades incluyen administrar los sacramentos, enseñar la doctrina católica, brindar orientación espiritual y atender las necesidades espirituales de los fieles.
Este párroco celebra la misa, administra sacramentos como el bautismo, la confirmación, la penitencia, entre otros, y lidera las actividades pastorales y sociales en la parroquia.
Cura propio se refiere al párroco que tiene la responsabilidad pastoral de una feligresía específica. Este cargo eclesiástico implica la administración de los sacramentos, la enseñanza de la doctrina católica, la orientación espiritual y el cuidado de las necesidades espirituales de los miembros de la comunidad parroquial.
El cura propio es designado por el obispo diocesano y es el responsable directo del bienestar espiritual de su feligresía. Su labor incluye la celebración de la misa, la administración de los sacramentos como el bautismo, la confirmación, la penitencia, la unción de los enfermos, el matrimonio y la ordenación sacerdotal, así como la dirección de las actividades pastorales y sociales dentro de la parroquia.
Además, el cura propio tiene la tarea de guiar a su comunidad en asuntos morales y éticos, promoviendo la justicia social y el compromiso con los más necesitados. Asimismo, es el encargado de mantener la unidad y el espíritu de fraternidad entre los fieles, fomentando la participación activa en la vida parroquial y en la misión evangelizadora de la Iglesia.