Gabriele d’Annunzio fue un destacado escritor y político italiano, nacido en 1863 en Pescara.
Desde joven, mostró su talento literario con obras poéticas que reflejaban un paganismo extravagante, influenciado por Giosue Carducci.
Su vida estuvo marcada por intensas pasiones, como su relación con la actriz Eleonora Duse, y por su audaz participación en la I Guerra Mundial.
D’Annunzio se convirtió en un héroe nacional tras sus hazañas y su controvertido papel en la ocupación de Fiume en 1919.
Biografía de d’Annunzio, Grabiele
(1863-1938). Escritor y político italiano, nacido en Pescara, descendiente de familia noble. Sólo contaba 17 años cuando dio a luz pública sus primeros volúmenes de poesías, notables por su paganismo extravagante (influenciado por Giosue Carducci) y por coincidir con su primera intriga amorosa. Poco después inició su famoso amorío con la actriz Eleonora Duse y narró sus sentimientos en la novela II fuoco (El fuego, 1900).
Mientras tanto su vida se hizo tan licenciosa que se vio obligado a huir a Francia para escapar de sus acreedores; allí escribió El martirio de San Sebastián (1911). Sus atrevidas hazañas como aviador en la I Guerra Mundial le permitieron volver a Italia en calidad de héroe nacional.
Halló muy de su gusto el papel de César conquistador y en 1919, durante la disputa entre Italia y Yugoslavia sobre Fiume, reunió un pequeño ejército y, apoderándose de la ciudad, logre mantenerla durante más de un año desafiando tanto a la Sociedad de Naciones como al Gobierno italiano. Este acto preparó el terreno para la marcha —igualmente espectacular— de Mussolini sobre Roma. Ardiente defensor del Duce, quien encontró en las obras de Gabriele ambiente apropiado para la mentalidad fascista, D’Annunzio fue galardonado en 1924 con el título de Príncipe de Monte Nevoso. El «príncipe», retirado en su palacio del lago Garda, siguió llevando una vida fastuosa de excentricidad y hedonismo. Lo más notable quizá sea el hecho de que sus obras, con toda su fulgurante pedantería y banalidad de sentimiento, fueron tomadas muy en serio por sus contemporáneos. Fue un magistral productor de frases y conoció bien el modo de explotar la belleza de la lengua italiana, pero aquí cesa su valor como artista.