Durante el mandato de Darío II, rey de Persia en el año 404 a.C., se enfrentó a múltiples desafíos tanto internos como externos.
En el ámbito interno, tuvo que lidiar con las constantes rebeliones de los sátrapas, quienes buscaban independizarse del poder central.
Estas insurrecciones debilitaron considerablemente su autoridad, dificultando su gobierno.
A pesar de ello, Darío II se esforzó por fortalecer el imperio y mejorar las relaciones con los estados vecinos.
Biografía de Darío II
(m. el 404 a. de J.C.). Rey de Persia, hijo natural de Artajerjes I, que entró a reinar (424-404 a. de J.C.) después de matar a su hermano Sogdiano. Monarca débil, hubo de hacer frente a continuas insurrecciones de los sátrapas.
Durante el reinado de Darío II, el Imperio Persa se enfrentó a numerosos desafíos tanto internos como externos. A nivel interno, uno de los problemas más recurrentes fue la constante rebelión de los sátrapas, gobernadores regionales que poseían un gran poder y a menudo buscaban independizarse del dominio central.
Estas insurrecciones resultaron en una debilitación significativa del poder central, lo que dificultó aún más la capacidad de Darío II para gobernar efectivamente. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, Darío II también se dedicó a consolidar el control del imperio y mejorar las relaciones con los estados vecinos.
En el ámbito externo, Darío II se vio enfrentado a conflictos con el Imperio Ateniense y la Liga de Delos, que buscaban expandir su influencia en la región del Mar Egeo. Estos enfrentamientos resultaron en la Paz de Antálcidas en el año 387 a.C., que estableció la independencia de las ciudades griegas y marcó el fin de la influencia persa en Grecia.
A pesar de los desafíos y las debilidades de su reinado, Darío II logró mantener la estabilidad del Imperio Persa durante su mandato y sentó las bases para futuros gobernantes. Su muerte en el año 404 a.C. marcó el final de su reinado y abrió paso a una nueva etapa en la historia del imperio.