El término D.D.T. se refiere a un potente insecticida que fue ampliamente utilizado en la agricultura y el control de plagas.
Su nombre proviene de las siglas de su compuesto químico, el dicloro-difenil-tricloroetano.
Aunque eficaz en la eliminación de insectos, su uso ha sido objeto de controversia debido a sus efectos nocivos en el medio ambiente y la salud humana, lo que ha llevado a restricciones en muchos países.
Quím. Abreviatura de diclorodifeniltricloroetano que es una substancia de gran poder insecticida.2º artículo
Insecticida sintético prohibido obtenido en la reacción del doral con el clorobenceno en presencia de ácido sulfúrico. El DDT (abreviatura de su nombre químico, dicloro-difenil-tricloroetano) demostró en los primeros cinco años de su empleo una gran eficacia en la lucha contra los insectos que constituyen plagas agrícolas y los que transmiten enfermedades —mosquitos, piojos, etc.— a cuya destrucción debe atribuirse en gran parte la escasa frecuencia de los casos de paludismo, tifus y otras enfermedades entre las tropas de los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial.
Historia del insecticida DDT.
La primera noticia sobre este producto se debe a Othmar Zeidler, de Estrasburgo, que lo sintetizó en 1874, pero sus propiedades insecticidas no fueron descubiertas hasta 1939, cuando el químico suizo Paul Müller, en la búsqueda de un producto activo contra la polilla, encontró que el DDT destruía gran variedad de insectos. En el verano de 1942 se introdujeron en los Estados Unidos preparaciones a base de DDT.
El DDT era un arma de gran eficacia contra los insectos transmisores de enfermedades como las moscas domésticas, piojos y mosquitos, o molestos como las chinches y las cucarachas. El ganado vacuno se protegía contra la llamada «mosca de los cuernos» por pulverización con una emulsión acuosa de DDT al 0,3 %. Era extraordinariamente efectivo contra plagas de los cultivos tan importantes como la «polilla de los manzanos», el «escarabajo japonés», la «mosca oriental de las frutas», la «cuca de la alfalfa», el «escarabajo de la patata» y muchos parásitos forestales. Pero también existen insectos que poseen una notable inmunidad respecto al DDT como la «oruga de la cápsula del algodón», el «gusano de la hoja» de la misma planta, el «escarabajo mejicano», los pulgones y muchos áfidos.
Tras una campaña mundial que alegaba que este compuesto se acumulaba en las cadenas tróficas y ante el peligro de contaminación de los alimentos, se prohibió su uso.
Propiedades.
El DDT es una sustancia blanca cristalina que funde a 108-109°C. No se disuelve en agua, pero sí en benceno, petróleo y otros muchos disolventes orgánicos. El producto técnico contiene aproximadamente un 10 % de impurezas y un 20 % de su isómero inactivo, el o-p’-DDT. En su forma pura o técnica no puede utilizarse como insecticida en la práctica corriente y con tal fin se preparan fórmulas más adecuadas; mezclado con ingredientes inertes y finamente molido, constituye un polvo que puede aplicarse directamente en espolvoreos o distribuirse en suspensión acuosa, y en este caso debe llevar además agentes mojantes y adhesivos. Las disoluciones en líquidos orgánicos apropiados son otra forma de presentación y se utilizan como tales o diluidas en agua formando emulsiones. Para dispersar las soluciones de DDT se aprovecha a veces la presión de un gas liquidado, en las bombas de aerosoles por ejemplo.
El DDT mata los insectos por ingestión de los materiales tratados o por simple contacto con los mismos y los primeros síntomas de la intoxicación son el nerviosismo, la falta de dominio de las extremidades y la parálisis, que se presentan bastante pronto, aunque la muerte no sobrevenga hasta después de varias horas o incluso días. Es notable la persistencia del DDT, que no sólo destruye los insectos presentes en el momento de su aplicación, sino también los que se posen sobre las superficies tratadas, semanas , o meses más tarde, pero no es un repelente para los mismos. En las superficies expuestas a la intemperie —luz solar, calor, lluvia— la efectividad es menos duradera.
La aplicación de los tratamientos a su debido tiempo reduce mucho los perjuicios que representa la destrucción de los insectos benéficos, como las abejas y otros, que realizan la polinización. Los daños que en principio produjo el DDT a los peces, pájaros y otras formas de la vida silvestre, se han corregido notablemente empleando dosis menores y en el momento adecuado. Los peces son más susceptibles que las aves y los mamíferos y por ello se recomienda que las aplicaciones sobre superficies de agua no rebasen del kilogramo por hectárea.
Los síntomas corrientes de la intoxicación por el DDT son los dolores abdominales agudos y los vómitos, seguidos de vértigos y decaimiento.
Se ha comprobado que ciertos insectos como la mosca doméstica adquieren una resistencia contra la acción del DDT y aunque no se conoce exactamente cómo, se supone que lo transforman en un compuesto inocuo por un mecanismo enzimático. Véase Insecticida.