El término decrescendo proviene del ámbito de la música y se refiere a la disminución progresiva de la intensidad en una melodía o canto.
Este recurso permite crear un efecto emocional, guiando al oyente hacia una sensación de calma o finalización.
Al aplicar un decrescendo, el intérprete logra transmitir matices y sutilezas que enriquecen la interpretación musical, haciendo que la experiencia auditiva sea más profunda y conmovedora.