La deflagración es un proceso de combustión rápido y violento que ocurre sin detonación, es decir, sin onda de choque.
Se caracteriza por una rápida expansión de gases y una llama intensa, usualmente en presencia de oxígeno.
Por otro lado, se relaciona con una explosión súbita y violenta que libera gran cantidad de energía en forma de calor y presión, provocada por factores como la ignición de materiales inflamables o reacciones químicas descontroladas.
La deflagración se refiere al proceso de combustión rápido y violento de una sustancia que se produce sin detonación, es decir, sin una onda de choque.
Este fenómeno suele ocurrir en presencia de oxígeno y puede generar una llama intensa y rápida expansión de gases.
Ejemplos de uso: "La deflagración del gas en la cocina provocó un incendio en la vivienda."
En este contexto, la deflagración se asocia con una explosión repentina y violenta que libera una gran cantidad de energía en forma de calor y presión.
Esta explosión puede ser causada por diversos factores, como la ignición de materiales inflamables o la reacción química descontrolada.
Ejemplos de uso: "La deflagración del tanque de gasolina provocó daños en el edificio cercano."
Origen etimológico de deflagración: proviene de la palabra latina dēflāgrātiō, dēflāgrātiōnis, derivado de deflāgrō, deflāgrāre (que significa "arder hasta consumirse"), a su vez de flāgrō, flāgrāre (que significa "arder").