El término deleznadero y su forma femenina deleznadera son adjetivos que se consideran anticuados y se relacionan con la idea de algo que es deleznable, es decir, que se rompe o deshace con facilidad.
Aunque hoy en día su uso es poco común, estas palabras evocan la fragilidad y la inestabilidad de ciertos objetos o situaciones, reflejando una característica de vulnerabilidad que puede ser tanto física como simbólica.