El término depósito se refiere a un recipiente o lugar destinado al almacenamiento de líquidos o sólidos.
Desde tiempos antiguos, el ser humano ha utilizado depósitos para protegerse de la escasez, almacenando productos como legumbres y cereales en tinajas o cavidades.
Con el desarrollo de la civilización, estos espacios evolucionaron, adaptándose al comercio y a las necesidades de la comunidad, convirtiéndose en estructuras más complejas y funcionales.
Recipiente de grandes dimensiones o lugar destinado al almacenamiento de líquidos o sólidos. En una u otra forma es tan antiguo como la civilización; acaso más, ya que también el hombre primitivo empleó este tipo de previsión como forma de protegerse contra la escasez y el mal tiempo; los productos almacenados fueron generalmente legumbres secas o cereales. Este depósito se realizaba en tinajas, cántaros o huecos excavados en la roca; otras veces se abrían cavidades en la tierra arcillosa y se endurecían las paredes mediante una hoguera encendida en el interior. Los antiguos graneros de Egipto, a los que hace referencia la historia bíblica de José y sus hermanos, no eran depósitos de cereales en el sentido actual del término, sino enormes cántaros de arcilla o también bóvedas subterráneas estratégicamente situadas. A medida que se desarrolló la vida comunal, y con ella el comercio, la idea de los graneros primitivos se aplicó al almacenaje de mercancías. En la actualidad la palabra «depósito» o «almacén» designa cualquier edificio, o parte de un edificio, destinado al almacenaje de mercancías y situado estratégicamente para su función comercial. El almacén moderno sirve lo mismo a la industria básica que a la especializada. Por ello puede contener únicamente varilla de acero o mercancías tan diversas como las que esperan transbordo en los muelles o en las estaciones de ferrocarril. En los últimos años la nueva industria de alimentos congelados ha creado su propio y singular depósito especializado, representado -en millares de grandes y pequeñas cámaras frigoríficas. Al incrementarse el transporte por camión se ha formado un sistema de depósitos diferente del requerido para cargas de barcos y ferrocarriles. Estos depósitos se sitúan en los puntos de distribución más estratégicos y, en conjunto, constituyen una red que cubre todos los países.
La mayor parte de los complicados sistemas de puesta en el mercado que utiliza la economía moderna no podrían funcionar eficazmente sin depósitos adecuados. Estos suavizan las variaciones de la producción estacional, particularmente en las mercancías perecederas, estabilizan el mercado al igualar el suministro a corto plazo a la demanda e impedir así las grandes fluctuaciones de los precios y permiten crear mercados nacionales para la casi totalidad de los productos, con lo que las diversas regiones no se ven obligadas a depender de la producción local.
Origen etimológico de depósito: proviene de la palabra latina deposĭtum