El Derecho Romano fue el sistema legal que regía la sociedad romana desde la República hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V d.C.
Destacaba por su estructura organizada, principios como la igualdad ante la ley y la protección de la propiedad privada.
Se enfocaba en la interpretación y aplicación de la ley, abarcando áreas como el derecho civil, penal, administrativo y mercantil.
Sus conceptos han influido en el derecho moderno en Europa y más allá.
El Derecho Romano es el conjunto de normas jurídicas que regían la sociedad romana desde los primeros tiempos de la República hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V d.C. Fue uno de los sistemas jurídicos más influyentes de la historia y sentó las bases para el desarrollo del derecho en Europa y otras partes del mundo.
El Derecho Romano se caracterizaba por ser un sistema jurídico altamente estructurado y organizado. Estaba basado en principios como la igualdad ante la ley, la división de poderes, la protección de la propiedad privada y la responsabilidad individual. Además, se distinguía por su énfasis en la interpretación y aplicación de la ley, así como por su enfoque práctico y pragmático.
El Derecho Romano abarcaba diversas áreas del derecho, como el derecho civil, el derecho penal, el derecho administrativo, el derecho mercantil, entre otros. Sus principios y conceptos legales han tenido una influencia duradera en el derecho moderno, tanto en Europa como en otras partes del mundo.
Es importante destacar que, a pesar de que el Derecho Romano ya no se aplica como un sistema jurídico vigente, su estudio y comprensión siguen siendo fundamentales para entender el origen y desarrollo del derecho occidental.
Características del Derecho romano
El derecho romano es el conjunto de normas e instituciones jurídicas que rigieron al pueblo romano y cuya vigencia se extiende durante más de mil años por todo el mundo mediterráneo.
Este periodo puede fijarse desde el siglo viii a. de J.C. hasta el siglo vi d. de J.C. con la compilación llevada a cabo por el emperador Justiniano. Tiene este Derecho el gran interés de ser el único que nos puede ofrecer todas las fases de su desarrollo histórico, desde sus. orígenes, en la primitiva ciudad-estado, hasta su decadencia, con la extinción del Imperio Romano.
En el estudio de este Derecho suelen distinguirse cinco fases:
a) periodo primitivo o del Derecho quiritario —quirites eran llamados los ciudadanos romanos—, que llega hasta el siglo v a. de J.C.;
b) periodo de la Roma republicana, que abarca hasta el siglo i a. de J.C.;
c) la llamada época clásica del Derecho romano, que llega aproximadamente hasta el siglo ii d. de J.C., cuando surgen las figuras de los grandes jurisconsultos (Celso, Javoleno, Pomponio, Gayo, Papiniano, Ulpiano, Paulo, etc.);
d) periodo denominado postclásico, que se extiende hasta el emperador Justiniano (año 527); y e) periodo justinianeo que comprende la obra recopiladora llevada a cabo durante el reinado de Justiniano (527-565). Aún podría prolongarse este desarrollo hasta el año 1453, fecha de la caída de Constantinopla en poder de los turcos, pero se suele excluir de la consideración por referirse solamente a la parte oriental del Imperio Romano.
Este Derecho tiene especial importancia toda vez que ha sido el sistema sobre el cual se ha fundado gran parte de las legislaciones hoy vigentes en Europa y en el mundo.
Por conducto de los Códigos y recopilaciones de Justiniano y debido a su contenido, muy superior a los demás derechos surgidos de la Edad Media, influyó en las legislaciones de los países europeos en lo referente al Derecho civil o privado.
Especialmente esta influencia ha sido acentuada por el Código de Napoleón (1804) hasta el punto de considerarse que desde esa fecha hasta la actualidad ha pasado a ser el Derecho civil de más de las tres cuartas partes del mundo civilizado, ya que sobre el mismo se basan los Códigos civiles de Francia, Bélgica, Portugal, España e Italia, y a través de éstos los de los países de América del Sur, Filipinas, Egipto y otros países. Más o menos acusadamente, ha influido también en países de fondo germánico, como Inglaterra y Alemania.