El término destín tiene raíces en el pasado, donde se utilizaba para referirse a un testamento o a la última voluntad de una persona, una acepción que hoy se considera anticuada y en desuso.
Además, también se empleaba como sinónimo de destino, aludiendo a la idea de un camino o propósito en la vida.
Aunque estas definiciones han caído en desuso, su historia refleja la evolución del lenguaje y las creencias sobre el futuro y la herencia.