José De La Cruz Porfirio Díaz fue un destacado soldado y dictador mexicano, nacido en Oaxaca en 1830.
Su carrera militar comenzó tras la invasión estadounidense, donde demostró habilidades excepcionales, alcanzando el rango de brigadier general.
Participó en importantes conflictos como la Guerra de la Reforma y la Guerra de Intervención, contribuyendo a la caída del imperio de Maximiliano.
A pesar de sus derrotas iniciales en la política, logró consolidarse como presidente, marcando una era de reelección y controversia en México.
Biografía de Díaz, José De La Cruz Porfirio
(1830-1915). Soldado y dictador mexicano, de ascendencia hispanoindia, natural de Oaxaca. A raíz de su encuentro con el dirigente liberal Benito Juárez, abandonó la carrera eclesiástica por la de Derecho (1845), que cursó en el Instituto de Artes y Ciencias de Oaxaca. La invasión de México por Estados Unidos le llevó al Ejército. Demostró ser un competente jefe militar y alcanzó el grado de brigadier general (1863) después de apoyar la afortunada revuelta de Álvarez contra Santa Anna (1854) y la Guerra de la Reforma de Juárez (1855-61). En la Guerra de Intervención derrotó a Márquez y provocó la rendición de Ciudad de México (1867), poniendo fin al imperio de Maximiliano. Candidato a la presidencia por el Partido Progresista, fue derrotado por Juárez (1867). Dirigió una desafortunada revolución contra Lerdo de Tejada, sucesor de Juárez (1871), pero logró derrocarlo después de su reelección (1876).
Siendo presidente provisional, fue reelegido (1877) para el periodo que finalizaba en 1880. Aceptó la Constitución de 1857, que impedía su reelección, y aseguró la elección de González (1880), en cuyo Gobierno fue ministro de Fomento. Elegido de nuevo presidente en 1884, consiguió por medio de enmiendas constitucionales mantenerse en el poder hasta 1910.
Durante su gobierno realizó múltiples mejoras en México, si bien lo hizo a costa de vejaciones. Suprimió el bandidaje; reorganizó la Hacienda pública; fomentó la industria nacional, la construcción de carreteras, ferrocarriles y líneas telegráficas y la agricultura; creó un sistema de enseñanza pública; mantuvo, relaciones amistosas con las potencias extranjeras; dio a la nación una nueva posición internacional y atrajo capital extranjero para desarrollar sus fuentes de riqueza.
México gozó de una era de prosperidad, pero pocos disfrutaron de ella. Díaz fue un dictador que supo emplear todos los medios a su alcance para mantenerse en el poder, pero el malestar aumentaba progresivamente entre sus súbditos. El capital extranjero contribuía a desarrollar el país, pero llevaba la parte del león en los beneficios; los privilegios que otorgaba el Gobierno a los concesionarios extranjeros despertaron el resentimiento; las leyes sobre explotación de minas se modificaron en beneficio de propietarios particulares; se descuidó la enseñanza rural y los indios perdieron la mayor parte de sus tierras hasta el punto de que, en 1910, el 96,9 % de las familias campesinas no eran propietarias. La oposición aumentó en el pueblo hasta que la reelección de Díaz (1910) desembocó en la revolución dirigida por Madero, candidato presidencial derrotado. Díaz dimitió (25 mayo 1911) y huyó a Europa, donde pasó el resto de su vida. Véase México, Historia.