El dimorfismo en química se refiere a la propiedad de ciertas sustancias de existir en dos formas cristalinas distintas.
Un ejemplo común es el carbono, que puede presentarse como diamante, con una estructura regular y características como ser incoloro y muy duro, o como grafito, que es blando y opaco.
Estas formas no solo difieren en su apariencia, sino también en sus propiedades físicas.
La transformación entre estas formas puede ocurrir fácilmente o de manera espontánea.
En Química, propiedad que poseen algunas sustancias de presentarse en dos formas cristalinas distintas. Un ejemplo vulgarmente conocido es el carbono que puede presentarse como diamante, cristalizado en el sistema regular, o como grafito, en el hexagonal. Las dos formas de una sustancia dimorfa difieren, no sólo en su forma cristalina externa, sino también en otras propiedades físicas. El diamente puro es incoloro, transparente y muy duro; el grafito, en cambio, es extraordinariamente blando, gris y opaco. Es frecuente que el paso de una a otra forma se realice con facilidad y así, el yoduro de mercurio amarillo y rómbico, pasa por simple frotamiento a yoduro rojo tetragonal. Muchas veces estas transformaciones tienen lugar espontáneamente, como sucede con el azufre monoclínico que pasa a rómbico gradualmente a la temperatura ordinaria. Los factores que determinan qué forma adoptará una sustancia dimorfa al cristalizar todavía no son bien conocidos. Véase Cristalización; Cristalografía.