m. Monstruo fabuloso en forma de serpiente con pies y alas, y que echa fue por la boca.
Reptil de la familia de los lagartos.
Planta perenne escrofulariácea.
Veter. Mancha opaca en las niñas de los ojos de los caballos.
Mil. Soldado que combatía a pie y a caballo.
Tecn. Tragante de un horno.
Origen etimológico de dragón: proviene de la palabra latina draco y este a su vez de la palabra griega antigua δράκων (drákōn)
Segundo diccionario: dragón
Origen de la palabra: (latín dráco-ónis, y éste del gr.)
m. Animal fabuloso, especie de serpiente con pies y alas, de gran fiereza y voracidad.
Zool. Reptil del orden de los saurios, cuya piel forma en ambos lados del abdomen unas expansiones que ayudan a los saltos del animal. Vive ordinariamente subido a los árboles de Filipinas y de la zona tropical del continente asiático.
Bot. Planta perenne de la familia de las escrofulariáceas, con tallos de seis a ocho decímetros de altura; hojas carnosas, lanceoladas; flores de hermosos colores, encarnados o amarillos, en espigas terminales, de corola formada por un tubo dividido en cinco licinias irregulares; fruto capsular y semillas negruzcas, elipsoidales y algo arrugadas. Se cultiva en los jardines.
Mancha opaca que se forma a veces en las pupilas de los ojos de los cuadrúpedos.
Soldado que hace el servicio alternativamente a pie o a caballo.
En los hornos de reverbero, abertura y canal inclinado por donde se cargan y ceban mientras están encendidos.
Murc. Cometa o milocha grande.
♦ Esta acepción se emplea en: Murcia
Astron. Constelación boreal de figura muy irregular y extensa, que rodea o envuelve a la Osa Mayor.
—marino. Zool. Pez teleósteo, del suborden de los acantopterigios, de unos 4 dm de largo, color rojizo con manchas azules, cabeza comprimida, ojos poco distantes entre sí y aletas muy espinosas. Es comestible. Ver: dragón marino2º artículo
En mitología, animal monstruoso que ocupa un lugar prominente en los cuentos legendarios de la mayoría de los países euroasiáticos, especialmente China y Japón. El dragón adorado por los babilonios y muerto por Daniel (Bely el Dragón, 23-27) fue indudablemente uno de los cocodrilos sagrados de Egipto. En las festividades japonesas, y periódicamente en la ciudad provenzal de Tarascón, pasean en triunfo por las calles la efigie de un enorme reptil. En este último caso el monstruo, llamado la tarasque, representa un dragón local vencido por Santa Marta. En España es famoso el que sacan en Berga (Barcelona) en la procesión del Corpus («la patum»). Entre los muchos
santos, deidades y héroes que aparecen como vencedores de un dragón figuran Buda, Thor, el arcángel San Miguel, Zeus, Febo, Edipo, Belerofonte, Horus (Egipto), San Jorge, el vasco Teodosio de Goñi en Aralar y el Señor de Larristone (siglo xii), que «mató al Worme (dragón) de Wormington» en Roxburghshire. Según San Juan, el gran dragón, Satán, y el demonio son uno solo (Apoc. 12:9), idea que se confirma con otras referencias bíblicas (Ps. 74:13, 14; Is. 51:9, 27:1). En las leyendas gitanas de la Europa sudoriental, el drakos se identifica a veces con el ogro de los cuentos infantiles: tiene esposa humana, posee caballos, lleva botas, caza liebres, vive en un palacio e incluso se convierte en «Hermano de la Cruz». Andrew Lang señala que la historia del «último drakos» que se refiere en la Grecia moderna es la misma que se cuenta en Escocia del «último picto». Esta presentación de los dragones legendarios como raza salvaje de seres humanos explicaría el motivo de que exigieran el tributo de una doncella, de lo que existe una analogía en el tributo de la doncella que pagaban anualmente los chinos a los hunos.