Dueño de sí mismo es aquel individuo que tiene la capacidad de controlar sus impulsos y emociones, evitando ser dominado por ellos.
Esta cualidad implica un autocontrol que le permite enfrentar situaciones adversas sin dejarse llevar por reacciones impulsivas.
Ser dueño de sí mismo implica una fortaleza interior que le permite mantener la calma y actuar con racionalidad ante las circunstancias desafiantes, lo que le otorga una mayor libertad y autonomía en su vida.