Eclesiastés es un libro de la Biblia que se encuentra en el Antiguo Testamento y se atribuye tradicionalmente al rey Salomón.
También conocido como el Libro del Predicador, aborda temas como la vanidad del mundo y la búsqueda de la verdadera felicidad a través de la observancia de los mandamientos divinos.
Aunque existen dudas sobre su autoría, su mensaje sobre la importancia de vivir de acuerdo con la ley de Dios sigue siendo relevante para muchos creyentes.
m. Relig. Libro canónico del Antiguo Testamento, escrito por Salomón, aunque actualmente se duda de esto. También es conocido como Libro del Predicador.
En él se habla contra la vanidad del mundo, haciendo comprender que no hay felicidad verdadera sino en la observancia rigurosa de los mandamientos de la ley de Dios.
El Libro del Eclesiastés
Conocido también por El Predicador, del hebreo Koheleth, libro del Antiguo Testamento de autor incierto, aunque tradicionalmente atribuido a Salomón.
Su primer versículo dice así: «Palabras del Predicador, hijo de David, rey de Jerusalén.» Sin embargo, dado su lenguaje y peculiaridades gramaticales, la mayor parte de los escrituristas actuales no creen que lo escribiera Salomón, sino que el autor se lo atribuye en forma simbólica, como se desprende del versículo citado y otros lugares de los cinco primeros capítulos del libro. Probablemente fue escrito por algún judío rico y socialmente relevante.
La época de su composición se sitúa hacia el año 200 a. de J.C. y su canonicidad fue reconocida probablemente hacia el año 100 a. de J.C.
Eclesiastés es un libro del Antiguo Testamento de autor incierto, aunque tradicionalmente atribuido a Salomón. CC
El libro se ocupa directamente de la conducta del hombre en el mundo y la interpretación de la vida. Los primeros 10 capítulos tratan del aspecto materialista de la vida. En ellos se siente el autor desesperanzado al considerar esta vida desconectada de la futura, como un fin en sí misma.
Nos dice (1:14) que «todo cuanto se halla debajo del sol es vanidad y aflicción de espíritu». La maldad se hace patente doquiera y no existe norma moral que regule las acciones. No existiendo más que esta vida terrena, lo único que hemos de considerar es cuanto nos proporcione felicidad en nuestra existencia temporal y efímera.
En los capítulos 11 y 12 del libro, el autor interpreta la vida desde un punto de vista diferente, que ofrece un. acusado contraste con la primera parte. Nos presenta a Dios y nos enfrenta con la vida futura. La existencia terrena no es sino un periodo de prueba para el juicio venidero. Como antídoto de la vanidad nos ofrece el temor de Dios.
El libro concluye con una súplica en favor de la aceptación de una elevada norma de moralidad: «Oigamos todos juntos el fin de esta prédica: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, pues esto es todo hombre» (12:13).
Etimología u origen de la palabra eclesiastés: Del latín ecclesiastes, y este del griego "el que dirige la palabra al pueblo reunido".
• « También el Eclesiastés de la Biblia, en su capítulo 9, instruye con previsora sabiduría: "Junto a mujer casada no te sientes jamás, a la mesa con ella no te huelgues con vino, para que tu corazón no se desvíe hacia ella y te deslices a la ruina". »