El Chaco es una vasta región natural de América del Sur, delimitada por los Andes, las selvas brasileñas, y los ríos Paraguay y Paraná.
Con casi 800,000 km², abarca partes de Bolivia, Paraguay y Argentina.
Su nombre, de origen guaraní, significa "terreno de caza".
Esta comarca se caracteriza por su baja altitud y un relieve mayormente plano, con escasos ríos y una vegetación que varía según la estación, creando un ecosistema único.
El Chaco, región
Región natural de América del Sur comprendida entre los Andes al O, las selvas brasileñas al N, los ríos Paraguay y Paraná al E y la Pampa argentina al S, con una extensión de casi 800000 km2, de los cuales 270000 corresponden a Bolivia, 80000 al Paraguay y el resto a la Argentina. Por su etimología guaraní su nombre significa «terreno de caza». Los ríos Pilcomayo y Bermejo la dividen en tres secciones: boreal, central y austral.
Comarca de poca altitud y gran horizontalidad, se inclina suavemente desde el NO (330 m) hacia el SE , (100). Sin apenas colinas y mesetas, sólo algunas depresiones cruzadas por los ríos Araguay-miní Madrejón Grande rompen la monotonía general de su relieve. La sequedad general del ambiente determina escasos cursos fluviales, casi siempre inestables, pero que con las lluvias estivales se expanden a veces en cuencas de inundación, esteros y salitrales. En el Chaco boreal, limitado al S por el Pilcomayo, el río Parapití (procedente de Bolivia) pierde sus aguas en la laguna de la Concepción, mientras el Otuquis lo hace en los alrededores de Santiago. El Paraguay recibe el tributo de sus modestos afluentes Fogones, Fuego y Aguaray Guazú. Pequeñas colinas se desprenden del macizo brasileño con altitudes inferiores a 1000 m (780 en el cerro de San Miguel). El Pilcomayo, principal río de la región, ofrece ciertas condiciones de navegabilidad en sus últimos 400 km, pero, en general, las alturas de sus orillas, la irregularidad de su curso, la escasa profundidad y la formación de bancos de arena dificultan el tránsito por él. El Chaco central, de suelos aluviales ricos en humus, está cruzado por los ríos Porteño, Pilagray Salado, tributarios del Paraguay, y por el citado río Aguaray-miní. El Chaco austral, más apropiado para el desarrollo agrícola, está avenado por los ríos Salado, Saladillo Dulce, Saladillo Amargo y Cal chaqui.
Diferencia en latitud y alejamiento del Atlántico determinan un descenso general de la temperatura al avanzar hacia el S y de la sequedad hacia el NO. Las lluvias son abundantes en la época estival, por efecto del avance de las zonas ciclónicas del N, y originan frecuentes desbordamientos fluviales y la formación de lagos temporales. Este clima determina una vegetación de transición: de la estepa se pasa al bosque, más exuberante a orillas de los ríos. La palmera de caranday domina en las zonas llanas y a lo largo del curso del Paraguay. En los bosques las especies principales son el quebracho blanco, los algarrobos, el palo santo y el cebil. Una fauna variada, con predominio de animales salvajes (gato montés, jaguar, oso hormiguero, serpientes de coral, buitres y tortugas), tiene como una de sus peores características la presencia de la langosta, que tantos estragos causa algunos años en la economía agrícola argentina.
Región interior y aislada, su población es muy escasa en casi todas partes y el terreno ha sido abandonado frecuentemente a las tribus indígenas, algunas de ellas belicosas, como los tobas y matacos de la región situada al N del Pilcomayo. Otras tribus chaqueñas son: los tupís y guaraníes del Paraguay, los chiriguanos del Chaco boreal, los nu-arauak dispersos entre Miranda y San Lorenzo, y los guaycurúes que ocupan las orillas del Pilcomayo. El crecimiento demográfico moderno sólo ha sido intenso en la zona argentina al amparo de los progresos realizados en el cultivo algodonero y la explotación del quebracho. La ganadería hace progresos en la zona occidental, mientras en la región del alto Bermejo los pozos petrolíferos pueden dar lugar a un poblamiento intenso; ya hubo en otros tiempos sangrientas luchas por la posesión de ese territorio, disputado entre Bolivia y Paraguay.
Parece ser que los primeros exploradores de esta región fueron los portugueses, procedentes del Brasil y dirigidos por Alejo García. En el siglo xvi correspondió la exploración a los españoles mandados por Ayolas (1536), Chaves (1546) y Juan de Baños (1586). Pero todas esas expediciones carecen de otro valor que el puramente histórico y sólo las organizadas por el general argentino Roca a fines del siglo xix plasmaron en el establecimiento de algunas colonias agrícolas que sirvieron de estímulo a futuras empresas de mayor volumen económico.
